20060920

Una crítica realista de la política exterior de Bush (I)

ALBERTO LOPEZ NUÑEZ

Francis Fukuyama publicó a mediados de año un nuevo libro que se avizora como una obra seminal del pensamiento de este siglo, tal como lo fue su “Fin de la Historia” a finales del siglo pasado. En efecto “ America at the Crossroads: Democracy, Power and the Neoconservative Legacy” (Yale, U.P., 2006) es una lúcida obra, en la cual se revisa la visión de los neoconservadores de Estados Unidos, respecto al rol de su país en los asuntos internacionales y postula una política exterior más realista teniendo en cuenta los límites del poder de la superpotencia.

Siendo uno de los líderes intelectuales fundamentales del movimiento neoconservador, en esta obra él se separa del mismo aduciendo que ese movimiento tenía un conjunto de principios coherentes el cual se ha desviado de su pensamiento original, y por lo tanto, él no puede seguir siendo parte del movimiento.

¿Cuál es el cambio fundamental de la política exterior de Bush? “Una nueva doctrina estratégica de acción preventiva- en realidad, una doctrina de guerra preventiva- que podría llevar a atacar al enemigo, en vez de soportarse en la política de repeler y contener que fueron los principios de la guerra fría “(pp1-2).

Según Fukuyama, la política exterior de Bush, fue en efecto diseñada por los neoconservadores , pero tres juicios sesgados llevaron a errores múltiples en su implementación:

1) La evaluación de las amenazas. Según Fukuyama, “ la administración sobrestimó, o más bien descaracterizó la amenaza para los Estados Unidos del Islamismo radical”(p5).

2) La administración Bush falló en anticipar la reacción global virulentamente negativa a su ejercicio de “ hegemonía benévola”.

3) La administración Bush falló en anticipar los requisitos para la pacificación y reconstrucción de Iraq.

Probablemente el capítulo más interesante del libro es el segundo, en el cual Fukuyama hace una exhaustiva revisión del legado neoconservador. En particular me causó mucha impresión su original interpretación de la obra de Leo Strauss y la relevancia que para la política exterior de Bush tiene su idea de “régimen”. Strauss toma de Platón y Aristóteles, la centralidad del régimen para la vida política: “Platón y Aristóteles comprenden un régimen no en la visión moderna, como un conjunto de instituciones políticas formales visibles, sino más bien como una forma de vida en la cual las instituciones políticas formales y los hábitos informales constantemente se modelan interactivamente” (p25). Un tema al que Strauss dedicó largo espacio es aquel de la formación de regímenes. Para Strauss las instituciones políticas formales juegan un rol crucial en la formación de normas y hábitos culturales informales. “ Con respecto a lo anterior, todo straussiano… cree que el carácter americano fue formado decisivamente por las instituciones políticas que ellos escogieron entre 1776 y 1789”(p27). “Luego Strauss no fue ni antipolítico ni antiestatista; él al igual que Aristóteles creyó que los humanos eran políticos por naturaleza y alcanzan su florecimiento total sólo mediante la participación en la vida política”(ibid). La interpretación de las ideas de Strauus por parte de la política exterior de Bush la cual pone el “cambio de régimen” como su baluarte, según Fukuyama, en parte se deriva de la centralidad del régimen entendida por parte de Strauus, pero en parte se desvía de ella.

“La parte correcta de la implicación es que ciertos problemas políticos sólo pueden ser resueltos a través de un cambio de régimen” (p 28). Pero no “ es straussiana la creencia en la universalidad de la experiencia Americana… Entonces, una comprensión straussiana de la importancia del régimen implica tanto que el cambio de régimen es necesario para lograr ciertos cambios en el comportamiento, como que esto es extremadamente difícil de alcanzar”(pp 30-31).

Para Fukuyama hay 4 principios fundamentales del neoconservatismo:

1) La creencia que las características internas de los regímenes tiene importancia y que la política exterior debe reflejar los más profundos valores de las sociedades democráticas liberales.

2) La creencia que el poder Americano ha sido y debe ser usado para propósitos morales y que los Estados Unidos necesitan permanecer comprometidos en los asuntos internacionales.

3) Una desconfianza de los proyectos ambiciosos de Ingeniería Social.

4) Un escepticismo acerca de la legitimidad y efectividad del derecho y las Instituciones Internacionales para lograr la seguridad y la justicia.

“En el tema central que los definió, la lucha global contra el comunismo, los neoconservadores han sido más correctos que sus oponentes en su análisis fundamental de la naturaleza del problema y sus soluciones, en verdad, más correctos que muchos neoconservadores lograron entrever” (p 50).

En este sentido considero que Fukuyama persiste en ser neoconservador, y que es el movimiento el que se ha separado del corpus principal de ese movimiento doctrinario. Más aún cuando él hace una clarificación del argumento de su libro “ El Fin de la Historia”:

“El Fin de la Historia es en definitiva un argumento a favor de la modernización. Lo que es inicialmente universal no es el deseo por una democracia liberal, sino el deseo de vivir en una sociedad moderna… La modernización económica, cuando exitosa, tiende a llevar a demandas por participación política. La democracia liberal es uno de los productos derivados de ese proceso de modernización, algo que deviene una aspiración universal solamente con el curso de la historia” ( p54).

CONTINUARÁ….

20060918

Refutando el NYT sobre el Plan Colombia

Alberto López Nuñez

Según el New York Times en un reciente artículo sobre el Plan Colombia, éste ha sido un fracaso.

Desde una óptica muy “liberal”(izquierda) gringa, la razón para tal juicio es que el cultivo de droga ilícita continúa en altos niveles en Colombia. Dejando de lado el aspecto fundamental que es que la lucha contra el narcotráfico no es efectiva al nivel de la oferta, sino de la demanda; mientras haya demanda en el Norte, los pobres campesinos del Sur seguirán cultivando la droga, para el beneficio de unos pocos capos, tanto del Norte como del Sur; pues Estados Unidos enfatiza en la producción que se hace acá , pero ni habla de la distribución y consumo que se hace allá. Sería mucho más fácil y beneficioso, tanto para Colombia como para los gringos, que EUA subsidiase a los agricultores colombianos, tal como lo hace con sus nacionales, para que cultiven alimentos en vez de droga.

Pero es aquí donde entra mi refutación al New York Times: el Plan Colombia no ha sido un fracaso, sino por el contrario un rotundo éxito.

El objetivo primordial del Plan Colombia era geoestratégico para los EUA, y de seguridad nacional para Colombia. A partir de la ruda ofensiva de las FARC en 1996, este grupo guerrillero llegó a representar un reto sin precedentes para el Estado, que no contaba con la capacidad suficiente para contenerlo; recuérdese que cerca del 20% de los municipios colombianos estaban prácticamente en poder de la guerrilla, pues no contaban ni siquiera con la presencia de la Policía Nacional. Fue para superar esa terrible situación de inseguridad que se implantó el Plan Colombia, y es innegable que la ayuda militar gringa transformó radicalmente esa situación para el bien del país. El Plan Colombia cuadruplicó la movilidad del Ejercito, triplicó la capacidad de combate aéreo de las Fuerzas armadas, creó una inteligencia militar moderna, recuperó el casi 20% del territorio colombiano que estaba en manos de la guerrilla, redujo a un mínimo histórico el número de secuestros y atentados contra los oleoductos y dio protección permanente a defensores de derechos humanos, sindicalistas y periodistas. En una palabra venció militarmente a la guerrilla, eliminando radicalmente el peligro de una toma del poder por parte de ésta.

El Subsecretario de Estado para la América Latina de EUA, Tomas Shannon así lo reconoce: “ hay diferencias profundas y sorprendentes entre la Colombia de hace cinco años y la Colombia de ahora, como la capacidad del estado colombiano de proyectarse sobre el territorio nacional. Cambios en cuanto a la confianza de los colombianos en sí mismos, en su capacidad de hacer negocios, de viajar por las rutas nacionales e incluso el grado en que Colombia ha aumentado su rol en la región”.

En conclusión, debido a su rotundo éxito, es que EUA debe responder positivamente a la solicitud de Uribe de un Plan Colombia II. Esto es vital para el proceso de pacificación del País. Bush debe oír los mensajes de su aliado Uribe y de sus diplomáticos del Departamento de Estado, y no los de un periódico “liberal” ( izquierda) a la gringa, como el New York Times.

20060906

EL ARRANQUE DEL SEGUNDO MANDATO URIBE

Alberto López Nuñez

Como ya es sabido el pasado mes Alvaro Uribe tomó posesión el pasado mes, luego de haber sido reelecto con el 62 % de los votos en primera vuelta de las elecciones en el primer trimestre de este año. Consideramos que la razón fundamental de su reelección fue el éxito de su política de seguridad democrática, que ha puesto en jaque a los grupos subversivos armados de izquierda y derecha originariamente, pero que hoy en día no son más que narcoterroristas, que acechaban la paz y la libertad en Colombia.

El hecho de que las FARC y el ELN hayan sido arrinconados, quitándosele gran parte del territorio en su control y que los paramilitares se hayan desmovilizado, ha dado una gran confianza a los colombianos, lo cual ha incidido en un clima de gran recuperación económica, política y social. Los inversionistas, tanto colombianos como extranjeros, no piensan dos veces en invertir en Colombia, lo cual ha generado un boom económico, que ha traído consigo un mejoramiento del nivel de vida de la mayoría de los colombianos, con el aumento del empleo y de la productividad.

Factor primordial en la generación de un clima de confianza y su consecuente mejoramiento de la economía, ha sido el marco conceptual en el que se ha desarrollado la política económica de Uribe: dentro de las premisas de un régimen de libertad económica y de un Estado Promotor, se ha inducido un elevado nivel de crecimiento económico y una reducción del nivel de pobreza extrema. Prueba de la eficacia de esta política económica, es el retiro de la misión del FMI, que vigilaba la conducción de la política fiscal colombiana, pues ya esto no es necesario, porque Colombia ha saneado sus finanzas públicas, y tiene un grado de crédito aceptable; con la próxima entrada en vigencia del TLC con los Estados Unidos, previa aprobación de los respectivos Congresos, lo que se espera es que Colombia alcance un grado de confianza plena en los indicadores de riesgo financiero, lo cual redundaría en el clima de confianza de los inversionistas, provocando un mayor incremento del crecimiento económico, con los respectivos beneficios sociales que ello conlleva.

Por supuesto que a pesar de todo esto, a Uribe se le presenta grandes retos: el arribo a una paz definitiva en el país, la eliminación del gran nivel de desigualdad económica que persiste en Colombia, la reorganización total del sistema judicial que manquea todavía de ineficacia y desigualdad, el mejoramiento de la infraestructura en todo el territorio nacional, la superación del estado de caos en la seguridad social, mejoras en los niveles educativos y de salud de la población, son entre otros los grandes retos de Uribe.

Estos retos requieren de un gran esfuerzo, es una tarea ardua y a largo plazo. Por eso es que Uribe no se conformó con un plan de gobierno para su período, sino que estableció un plan de desarrollo integral del país para toda la década.

Aquí, en lo político, es donde debe desarrollar una gran tarea Uribe; es necesario que haya continuidad en la labor de gobierno, y en esto el gran reto que tiene el Presidente colombiano, es que sus peores enemigos son sus copartidarios. El odio mellizal entre los 2 más firmes precandidatos del uribismo: Juan Manuel Santos y German Vargas, ha determinado que este último, en una actitud egoísta, esté jugando a su beneficio personal, más que al éxito del gobierno, obstaculizando la labor de Uribe con una alianza con los Liberales, que podría determinar el final del movimiento uribista.

Colombia se encuentra en un período de transición política, entre el viejo sistema bipartidista, y un nuevo sistema de partidos revigorizado y fortalecido. Es menester para la salud democrática del país, que se conforme un nuevo sistema de partidos colombiano, idealmente siguiendo el modelo francés con dos bloques: uno de centro-derecha (conformado por un partido liberal representante del uribismo y el Partido conservador) y un bloque de centro-izquierda ( conformado por el Partido Liberal tradicional – hoy socialdemócrata- y el Polo Democrático). De no aglutinarse el uribismo e ir dividido a las próximas elecciones presidenciales podría suceder lo que nunca ha ocurrido en Colombia: el arribo de un populista al poder por medio de elecciones, y esto por supuesto sería nefasto para el país.