20070324

LA DIFICIL SITUACION DE COLOMBIA RESPECTO A VENEZUELA

ALBERTO LOPEZ NUÑEZ.

Comienzo por aclarar que por cuestión de simplificar el título, éste nos lleva a un error, no existe ninguna situación difícil entre los dos países, lo que si es sumamente problemático es la situación del régimen colombiano respecto al régimen venezolano, lo cual en términos precisos el título debería ser: “la difícil situación del régimen colombiano respecto al régimen venezolano”.

Para explicarnos debemos precisar cual es la naturaleza real de ambos regímenes, no la que aparece en la Constitución, sino la que funciona en verdad; ambas pueden coincidir, ser similares o diametralmente opuestas.

En Colombia, ambas naturalezas son bastante similares, solamente que la situación real es un tanto mas restringida que la ideal (la constitucional). El régimen colombiano es democrático, alternativo, representativo, de acentuado presidencialismo, fuerte carácter elitesco (Colombia fue una oligarquía[1] hasta casi los 80 del siglo pasado),cierta tentación populista ( restringida por el carácter antes indicado por una parte, pero por la otra parte, y fundamentalmente, por la escasez de recursos fiscales).

El régimen venezolano, hasta el 98, tuvo características bastante similares, pero con un más acentuado presidencialismo, ausencia del elitismo y por el contrario un acentuado populismo, por supuesto, alimentado por el enorme caudal de ingresos petroleros.

Esta circunstancia, produjo que no hubiese ningún conflicto importante entre los dos países[2], el eterno conflicto limítrofe del Golfo, es cuestión aparte, pero en ambos países había la convicción de que la sangre no llegaría jamás al río (tanto que es vox populi que la escalada más grave del conflicto, el incidente “Caldas”, fue un simulacro de las cúpulas militares y civiles de ambos países, para disparar un programa de armamento que les dejó jugosísimas comisiones a ambas).

Esta circunstancia, ha variado categóricamente, del lado venezolano. El régimen se transformó primero en una democracia autoritaria, y ha devenido cada vez más en una dictadura unipersonal, de carácter seudo-comunista, lo que se podría definir como un neo-populismo (al igual que el caso Fujimori en el Perú, pero con tendencia ideológica opuesta).

Esto no hubiera tenido gran connotación en las relaciones de los dos países ( como efectivamente no la ha tenido hasta ahora), si no fuese el caso que el régimen venezolano, abiertamente ha estimulado la subversión guerrillera de izquierda originalmente, actualmente narco- traficante, pero en todo caso anti democrática (como lo demuestran el caso Grandas, la total libertad que tienen esos grupos para actuar en territorio venezolano, además de la denuncia de la ex Cancillera Barco de cedulación ilegal de guerrilleros colombianos, para cometer fraude electoral en Venezuela, así como el bombardeo comunicacional en contra del régimen colombiano en canales de radio y tv gubernamentales venezolanos, como Telesur y la Cadena Mundial).

La situación es difícil para el régimen colombiano, debido a que no puede reclamar enérgicamente como debiera, ya que prácticamente su comercio exterior depende de Venezuela, luego teme retaliaciones de la dictadura venezolana, que causaría un impacto económico negativo muy importante en la población colombiana.

El diferente enfoque que le da ambos regímenes a sus relaciones con el otro país se demuestra en la selección de sus respectivos embajadores: Colombia envía un empresario, de la frontera, con casi nula experiencia política, pero reconocido gerente tanto en los sectores público como privado; su rol pues se deduce, es el de potenciar el flujo comercial de Colombia hacia Venezuela. Venezuela, envía aun reconocido dirigente de la izquierda, ex miembro del PCV y del MAS, el mejor colombianólogo de la izquierda, y prácticamente el único desde el punto de vista político, pues la mejor colombianóloga venezolana, Betriz de Majo , se especializa es en el aspecto económico. Su rol es, pues eminentemente político, y sobre todo, el de promotor de la oposición uribista, tanto legal como ilegal. Ante lo cual, Colombia se conforma, por que en real-politik, tiene que conformarse, con llamar al Embajador a Cancillería, para que explique, y luego mentir, diciendo que está plenamente satisfecha de la “explicación”.

Esta situación, para bien o para mal, va a cambiar muy prontamente, y esto, desde el lado colombiano. En primer lugar, con la prevista aprobación del Acuerdo de Libre Comercio con los estados unidos, el flujo comercial de Colombia con solo dos o tres de los grandes estados de ese País ( California, Texas, Florida, New York) , sería más grande que el de con Venezuela, liberando al régimen colombiano de la dependencia comercial antes descrita, y por lo tanto permitiéndole una política exterior más independiente.

Pero el cambio fundamental vendrá de la misma situación geopolítica de los dos regímenes, por un lado, Colombia intensificará su estrategia anti guerrllla[3], con una reorientación del Plan Colombia, que lo haga más efectivo en este sentido; por otra parte, ante la intensificación del plan expansionista revolucionario de Chavez, Colombia necesariamente tendrá que actuar para impedir, la reconversión de la guerrilla en un factor de poder en Colombia, y por la tesis del dominó, en una escalada, de regímenes plenamente revolucionarios, o condicionados por la revolución : De otra manera ,cabría preguntarse ¿Permitiría Uribe ser recordado por la Historia como el Chamberlain suramericano, frente al Hitler tropical?.



[1] - según la clasificación Aristotélica

[2] - De acuerdo con la predominante teoría geopolítica, de que entre regímenes democráticos se quasi-eliminan los conflictos exteriores.

[3] Vease: Garrido, A: Guerra Global, Plan Colombia y Revolución Bolivariana, Caracas, 2003.

20070303

DOS PENSADORES DE ACCION

Alberto López Nuñez

Existen en Venezuela dos personajes cuya significación es trascendental y que gracias a la Colección Biográfica del Nacional, han llegado al gran público recientemente. Se trata de Rómulo Gallegos y Mario Briceño Irragory. El Primero Novelista y el otro ensayista. Ambos tuvieron como tema central de sus inquietudes a Venezuela, pero ambos, en direcciones diametralmente opuestas, se apasionaron por la política, siendo Rómulo Gallegos Presidente de la República Y Mario Briceño, Presidente del Congreso Nacional.

Gallegos, tuvo en sus novelas ( de la cual destaca Doña Bárbara, y la preferida mía es Pobre Negro) la vida venezolana, en su dimensión política y social. Briceño, En sus ensayos se dedica a esculcar la idiosincrasia del venezolano, para de allí definir las fallas de nuestra sociedad; expresados en su inigualable obra Mensaje sin Destino.

A pesar de su distanciamiento ideológico, ambos coinciden en:

- Identificar como factor predominante de nuestros males la falta de educación de nuestro pueblo.

- El señalar que los educados no lo están para ser libres y creativos.

- El creer que la solución no está en un Mesías autoritario, “ el gendarme necesario” ( aunque Briceño colaboró con Gomez en su juventud, luego estuvo obstinadamente en contra de Pérez Jiménez, consideraba que el primero era el último de nuestros caudillos, adecuado para la época, pero que jamás se debería ver algo ni semejante).

- El señalar la necesidad de una libertad de prensa, asociación, expresión y creencias, como la base fundamental de una sociedad libre.

- El luchar por la formación de partidos políticos modernos, como sustento del régimen democrático.

- El defender vigorosamente el voto universal, directo y secreto ( este punto es en particular relevante en Briceño, pues causó un distanciamiento con Medina por tal motivo).

- El Postular la separación de poderes como una virtud esencial de todo régimen político civilizado.

La relevancia de las novelas y ensayos de estos dos autores, nos sólo están en su valor intrínseco, pues son obras de calidad insuperables, cada cual en su estilo. Su particular relevancia está en el hecho que son una radiografía del ser venezolano, en cuanto reflejan en nitidez la sociedad, sus líderes y el pueblo mal dirigido por aquellos. Briceño llegó al punto de describir a Venezuela como un manicomio.

¿ Cómo estarían de estupefactos estos dos personajes con la Venezuela post-98? Si el orden de la Venezuela de los 40 le parecía a Briceño un manicomio, que diría de la locura chavista, lo calificaría de infierno, muy probablemente. El sueño de Chávez ( que se está cumpliendo lento pero seguro) es el de ser un autócrata sin ningún límite, con un pueblo educado para ser servil, con un despilfarro de riqueza por la opulenta “aparatchik” mientras las masas están paupérrimas, dependiendo de las miserias que les suelta el Mesías.

Compárase esta situación con la Colombia actual, que gracias a la educación y productividad de sus gentes, de una democracia viva y en sostenido progreso, de la ausencia del populismo, del respeto de la separación de poderes, aun con la gangrena de las guerrillas, y la falta de los cuantiosos recursos petroleros, sale a años luz mejor parada del manicomio venezolano, imperante bajo el régimen chavista.