DOS PENSADORES DE ACCION
Alberto López Nuñez
Existen en Venezuela dos personajes cuya significación es trascendental y que gracias a
Gallegos, tuvo en sus novelas ( de la cual destaca Doña Bárbara, y la preferida mía es Pobre Negro) la vida venezolana, en su dimensión política y social. Briceño, En sus ensayos se dedica a esculcar la idiosincrasia del venezolano, para de allí definir las fallas de nuestra sociedad; expresados en su inigualable obra Mensaje sin Destino.
A pesar de su distanciamiento ideológico, ambos coinciden en:
- Identificar como factor predominante de nuestros males la falta de educación de nuestro pueblo.
- El señalar que los educados no lo están para ser libres y creativos.
- El creer que la solución no está en un Mesías autoritario, “ el gendarme necesario” ( aunque Briceño colaboró con Gomez en su juventud, luego estuvo obstinadamente en contra de Pérez Jiménez, consideraba que el primero era el último de nuestros caudillos, adecuado para la época, pero que jamás se debería ver algo ni semejante).
- El señalar la necesidad de una libertad de prensa, asociación, expresión y creencias, como la base fundamental de una sociedad libre.
- El luchar por la formación de partidos políticos modernos, como sustento del régimen democrático.
- El defender vigorosamente el voto universal, directo y secreto ( este punto es en particular relevante en Briceño, pues causó un distanciamiento con Medina por tal motivo).
- El Postular la separación de poderes como una virtud esencial de todo régimen político civilizado.
La relevancia de las novelas y ensayos de estos dos autores, nos sólo están en su valor intrínseco, pues son obras de calidad insuperables, cada cual en su estilo. Su particular relevancia está en el hecho que son una radiografía del ser venezolano, en cuanto reflejan en nitidez la sociedad, sus líderes y el pueblo mal dirigido por aquellos. Briceño llegó al punto de describir a Venezuela como un manicomio.
¿ Cómo estarían de estupefactos estos dos personajes con la Venezuela post-98? Si el orden de la Venezuela de los 40 le parecía a Briceño un manicomio, que diría de la locura chavista, lo calificaría de infierno, muy probablemente. El sueño de Chávez ( que se está cumpliendo lento pero seguro) es el de ser un autócrata sin ningún límite, con un pueblo educado para ser servil, con un despilfarro de riqueza por la opulenta “aparatchik” mientras las masas están paupérrimas, dependiendo de las miserias que les suelta el Mesías.
Compárase esta situación con
<< Home