20061008

Una crítica realista de la política exterior de Bush (II)

Alberto López Nuñez

Los cuatro principios del neoconservatismo, que citábamos en el artículo anterior, son compartidos por diversos grupos a lo largo y ancho del espectro político norteamericano. El principio de una política exterior basada en la democracia, es compartido por los demócratas, por ejemplo. El problema radica en que los neoconservadores después del colapso del comunismo tienden a sobrestimar el nivel de amenaza sobre los Estados Unidos. En particular, para Fukuyama, “ el optimismo excesivo sobre el Iraq post-Saddam definió el escenario para pensar sobre los requisitos de la seguridad post-conflicto y la construccuón de la nación” ( America at the Crossroads, p 63). El 11-S cambió la percepción de las amenazas para los EUA, según Fukuyama, porque unió en una combinación mucho más letal que separados, dos factores: el Islamismo radical y las armas de destrucción masiva:” puestas juntas, las dos elevaron por primera vez la posibilidad de una amenaza, indetenible, de tipo nuclear o biológico para los Estados Unidos” ( ibid, p67),

Está claro que el propósito del Jihadismo es tanto político como religioso. La implicación de este punto de vista es que no estamos en un “ conflicto de civilizaciones” sino algo más familiar basado en nuestra experiencia del siglo pasado: “la gente más peligrosa no son los piadosos musulmanes, en el Medio Oriente, sino los alienados y desraizados jóvenes en Hamburgo, Londres, o Amsterdam, quienes parecidos a los fascistas y marxistas antes de ellos, ven la ideología ( en este caso el Jihadismo) como la respuesta a su búsqueda de identidad” ( p 73). En base a esta premisa, para Fukuyama la racional de la guerra en Iraq, fue errónea, pues EUA no utilizó el argumento de los bienes públicos globales para la invasión, sino que postuló la amenaza directa de Iraq sobre los Estados Unidos.

El error fundamental de la política Bush es confundir una política preventiva con una guerra preventiva: “la prevención es usualmente entendida como un esfuerzo para romper un ataque militar inminente, la guerra preventiva es una operación militar diseñada para descabezar una amenaza que se materializaría en meses o años” ( p 83). Para Fukuyama, “ la guerra preventiva no puede ser descartada como un componente de la gran Estrategia Americana. Pero hacer de ésta la característica central lleva a grandes riesgos y costos que sólo se hacen muy evidentes en retrospectiva” (p88).

El problema central para Fukuyama no está en la demostración de la peligrosidad de Saddam: “ Lo que está menos claro es la legitimidad bajo el Derecho Internacional del enforsamiento de las resoluciones de las Naciones Unidas por la parte de 2 miembros del Consejo de Seguridad- EUA y GB- por su propia cuenta” ( pp 96-97).

El error fundamental para Fukuyama está en basar la guerra preventiva en el excepcionalismo de los EUA, una línea de pensamiento que tiene una larga historia en ese país.

“La noción de que el liderazgo norteamericano de la guerra fría podría transformarse en una postura de hegemonía benévola vis-a-vis del resto del mundo, contiene un número de fallas estructurales que la hacen insostenible como la base a largo plazo para conceptualizar la política exterior norteamericana” ( p111).

La guerra de Iraq expuso los límites de la hegemonía benévola de los EUA, así como los límites de las actuales instituciones internacionales, en particular la ONU, “ el viejo modelo realista de las relaciones internacionales que ve el mundo organizado exclusivamente alrededor del estado-nación simplemente no corresponde con el mundo que está emergiendo, y no es suficiente para llenar las condiciones de legitimidad y eficacia en la acción internacional en el futuro” ( p157).

La solución realista para Fukuyama está en que la voluntad legítima y efectiva de la acción internacional esté en la creación de nuevas instituciones adaptadas a las nuevas circunstancias.

Para Fukuyama el mundo actual es muy diverso y complejo para ser cuidado propiamente por un solo cuerpo global. La respuesta lógica está en una multiciplidad de organizaciones que puedan proveer tanto el poder como la legitimidad para diferentes tipos de retos al orden mundial. Para Fukuyama la vía más importante por la cual se puede ejercer el poder norteamericano no es a través del poder militar sino por la habilidad de los EUA para formar instituciones internacionales. John Ikenberry, en efecto demuestra que fue precisamente esta vía la que ejerció EUA como poder dominante inmediato a la II guerra mundial ( Ikkenberry,J : After Victory, Princeton UP, 2001).

Esta es pues una crítica constructiva y realista a la política exterior de Bush, realista porque comparte los principios fundamentales de la política, pero evalúa objetivamente sus límites y fallas. No está basada por supuesto, en un virulento antinorteamericanismo, sino que propone una vía más legítima y eficaz para ejercer el dominio de los EUA.