20060802

POLITICA Y PETROLEO

ALBERTO LOPEZ NUÑEZ

Es cosa elemental entre los conocedores del negocio petrolero que la volatilidad de precios de ese producto se debe a razones geopolíticas y de especulación, y no a razones de oferta y demanda como debería ser en cualquier mercado.

Los elevados precios del petróleo es uno de los fundamentos que sostienen las relaciones internacionales. Tomas Friedman acaba de publicar en la edición de Junio de Foreign Policy,
“ la primera ley de la petropolítica”: el precio del petróleo y las libertades políticas se mueven en dirección opuesta en los países petroleros.

Según eta ley a mayor precio del petróleo mayor posibilidad de autoritarismo. La razón de esto es que la petroriqueza hace insensibles a los líderes de los países a las criticas nacionales e internacionales y por tanto incrementan sensiblemente su autoritarismo.

Los Estados que según Friedman se observa la verificación de esa ley son: Angola, Arabia Saudita, Azerbaiyan, Chad, Egipto, Guinea Ecuatorial, Irán, Kazajistan, Nigeria, Rusia, Sudan, Uzbekistan y Venezuela.

Friedman igualmente soporta su teoría respecto a la estrecha relación entre geopolítica y los precios del petróleo en los efectos de la “ enfermedad holandesa” y de un estudio de Michael Ross de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA) que examina las reglas de juego en 113 países que obstruyen la democracia representativa ante una riqueza inesperada derivada de los elevados precios del petróleo, sus derivados o de otros minerales.

Según Ross los petrodólares les permiten a estos Estados utilizar recursos para paliar las presiones sociales y favorecer en apariencia el desarrollo económico. Finalmente estos recursos facilitan la expansión de los recursos represivos para mantener un régimen cuasi democrático o incluso autocrático.

Vemos pues la confirmación académica de la permanencia de Chávez en el poder: son los ingentes recursos petroleros lo que les ha permitido permanecer en la cúspide de un régimen autocrático, pero con la paradoja de que en Venezuela no se han utilizado los recursos de los petrodólares para paliar las presiones sociales ( la pobreza se ha incrementado en un 50% en los últimos 6 años, y el país sigue como Shakira: ciego, sordo y mudo); ni para favorecer la apariencia de desarrollo económico ( excepto en Cuba, Bolivia, Argentina, Uruguay y Paraguay). Los recursos se han utilizado en simple represión constituyendo milicias armadas al estilo cubano, bajo el disfraz de reserva militar y misiones, que no son sino mecanismos populistas para mantener subyugado al pueblo al paternalismo autocrático del “ socialismo del siglo XXI”.

Lamentablemente todavía no se ha formado en Venezuela, un liderazgo consciente de esta realidad que permita formar una “masa crítica” que comprenda que estamos en una “dictadura de nuevo estilo”, aquella que mantiene el poder absoluto bajo las formas democráticas.